En los últimos años se ha impuesto la instalación de tarimas de exterior en terrazas y jardines, por el valor añadido y la mejora estética que aportan a la hora de disfrutar más de nuestros espacios exteriores. No obstante, existen grandes diferencias entre las tradicionales tarimas naturales y las de composite. Estas últimas le han ganado terreno a las primeras por sus excelentes cualidades y su magnífico rendimiento.
Repaso a sus ventajas:
- Para empezar, son un material de última generación que necesita mucho menos mantenimiento que las naturales. Tan solo una limpieza periódica con agua y jabón es más que suficiente; sin embargo, las maderas como el ipe, la teka o el iroko, para estar en perfecto estado requieren de la aplicación constante de barnices, aceites o selladores.
- Por otra parte, si valoramos toda su vida útil, resultan más económicas y duraderas, ya que no son susceptibles de pudrirse, ni deteriorarse por acción de los insectos o las condiciones climatológicas. De modo que sus costes de mantenimiento son considerablemente menores.
- Además, las tarimas tecnológicas son más seguras, porque son antideslizantes y no tienen astillas.
- Y, por último, gracias a los avances técnicos que se han hecho, los modelos que comercializan las casas de referencia en suelos, presentan la belleza y el realismo de las maderas naturales y exóticas.
Ahora bien, como en todo, hay distintas calidades. Tendremos que valorar su estructura -alveolar, tubular o maciza-, su composición -cómo es el polímero y si las partículas de madera son de conífera o de roble-, y si están encapsuladas o no -si no lo están, las manchas quedarán impregnadas en la tarima-.